ఠ_ఠ La Edu en los tiempos del COVID-19. Primera parte ఠ_ఠ

LA EDUCACIÓN EN LOS TIEMPOS DEL COVID-19 

Sin lugar a duda, el nuevo Coronavirus SARS-CoV-2 o COVID-19 ha impactado todas las escalas sociales, políticas, financieras, tecnológicas, educativas y humanas provocando cambios en los diferentes motores de desarrollo de estos sistemas e incluso de acuerdo con la Clínica Mayo “más allá de la capacidad de afrontamiento” (2010, párr. 21).

 El premio Nobel de Física, Werner Heisenberg en su principio de Incertidumbre postula que entre más queremos predecir el movimiento de una variable el resultado será intrínsecamente incierto debido a que hay otros mundos, sistemas y escenarios que modifican el resultado de la ecuación. En efecto, “lo que observamos no es la naturaleza en sí misma, sino la naturaleza expuesta a nuestro método de cuestionamiento” (Werner Heisenberg, 1901 -1976).


        Desde estos escenarios y en especial en el educativo esta pandemia ha producido cambios sorprendentes en la manera en cómo se adquiere el conocimiento y su incidencia ha sido tal que ha modificado las actividades humanas en educación. De hecho, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos – OCDE, estima que, si el Coronavirus continúa expandiéndose con fuerza, la tasa de crecimiento de la economía mundial podría disminuir a la mitad de lo que el organismo tenía estimado para el 2020.
Por supuesto, esto tiene repercusiones en todos los sistemas educativos a nivel nacional y mundial, de tal manera que la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura – UNESCO (2020) estima que de 91.3% de la población estudiantil mundial, lo que significa 1,575,270,054 millones de estudiantes están confinados por el COVID-19 y recibiendo sus clases en algún tipo de modalidad.



En relación a esto, este mismo organismo en conjunto con el Instituto Internacional de la UNESCO para la Educación Superior en América Latina y el Caribe – IESALC, ponen a disposición de todas las instituciones de educación una serie de recomendaciones:

😅Planificar medidas adecuadas que protejan la salud.

😅Velar por la puesta en práctica de medidas que favorezcan que los estudiantes sigan aprendiendo a pesar de la clausura temporal de las instituciones educativas.

 😅 Utilizar regularmente el propio sitio web y las redes sociales para que la comunidad universitaria esté puntual y verazmente informada sobre el COVID-19.

😅Cancelar o posponer los programas de intercambios internacionales o de salidas al extranjero.

 😅Cancelar o posponer las reuniones académicas y congresos internacionales.

😅 Utilización de la propia plataforma de aprendizaje en línea, o el campus virtual, para seguir facilitando el aprendizaje de los estudiantes a distancia. O, en el caso de que no se disponga de ninguna propia, instalar alguna de las múltiples aplicaciones y plataformas educativas abiertas, teniendo presente que parte de los estudiantes tal vez solo puedan utilizar dispositivos móviles (IESALC – UNESCO, 2020).

Sin embargo, a pesar de lo que se está haciendo en pro de la prevención del contagio masivo, lo cierto es que la pandemia del coronavirus sigue afectando fuertemente a la educación en toda su esencia. Porque esta concepción de ver la educación con ojos de virtualidad ejerce presión de acuerdo con Barberá, Mauri y Onrubia (2008) en los tres agentes del sistema educativo, profesor, estudiantes y en la forma de adquirir los conocimientos que se desprende del proceso de enseñanza y aprendizaje.

Estos componentes del sistema educativo en muchos casos no estaban preparados a ver desde las herramientas digitales la educación. Lo que en consecuencia de acuerdo con la UNESCO (2020a) crean la necesidad tanto en estudiantes como docentes de tener una nueva definición de sus roles. Lo que implica, como lo señala Bosco (2007) un rigor pedagógico por parte del docente quien se ve obligado a mejorar sus estrategias metodológicas de enseñanza para gestionar procesos de aprendizajes significativos mediante el uso de la tecnología.

Sin embargo, esta transición no es fácil, sobre todo para algunos docentes porque de acuerdo con Veytia (2013) son inmigrantes digitales, y por ello, se les dificulta utilizar las herramientas tecnológicas y comprender los lenguajes digitales” (p. 3). En este sentido, Graham (2006) señala que en ocasiones se enfrentan a estas herramientas tecnológicas sin ninguna preparación debido a que, tienen el reto de pasar sus contenidos físicos a digitales lo cual demanda tiempo y energías.

En el curso de esta problemática, hay que reconocer de acuerdo con Prensky (2010) que existe una brecha digital entre los estudiantes y docentes porque “han nacido y se han formado utilizando la particular “lengua digital” de juegos por ordenador, vídeo e Internet” (Prensky, 2010a, p. 5). Y lamentablemente, muchos docentes no tienen la motivación para trascender en su pedagogía y didáctica hacia un escenario virtual debido a que las consideran que no favorecen al currículum.

Vídeo brecha generacional entre nativos e inmigrantes digitales

Aunado a lo anterior, está el reto en primera fila de que, si en la presencialidad era una tarea monumental para algunos docentes identificar su propio estilo de enseñanza para así, reconocer el estilo de aprendizaje del estudiante mediante un entorno virtual resulta titánico. Imprimiéndole importancia a lo anterior Aguilera (2010) afirma que es de suma importancia identificar los estilos de aprendizaje y más cuando se interactúa con una herramienta digital en educación debido a que manejar adecuadamente la herramienta y exponer sus contenidos en ella incentiva y motiva al estudiante en sus aprendizajes dado a la tendencia natural de ellos hacia los dispositivos telemáticos.

Por tanto, como vemos en muchos casos los docentes no están preparados y sus instituciones tampoco  lo que les lleva a ejercer su rol de docente con muchas incertidumbres e inseguridades porque como menciona Silva (2020)  no son clases a distancia, son clases de emergencia junto a una improvisada didáctica virtual también de emergencia. En este sentido, con estas clases de emergencia junto a su didáctica digital improvisada se hace necesario la introducción de la psicología del trauma (Ruf, 2012) con el objetivo de que los afectados puedan superar la presente coyuntura, lo que exige una mayor disciplina del docente y un compromiso enorme por parte del estudiante y sus familias.


Entonces ¿Cuál debería ser el papel del docente en los tiempos del COVID-19?

Segunda parte....





Nota: Todas las imágenes de este bloc no son de la autoría de quien escribe pertenecen a terceros y se respetan sus derechos de producción intelectual.









Comentarios

Entradas populares de este blog

(ಠ‿ಠ) ¿Será que existe relación entre felicidad y aprendizaje? (ಠ‿ಠ)